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La cuestión del mal llamado Almogarén del Bentayga
Es el paradigma de lo que nunca debería suceder en Arqueología o en cualesquiera otras disciplinas susceptibles de serles aplicado el método científico.
El calificar la excavación, sobre la roca de la Formación Roque Nublo, que hoy es, abrumadoramente, atribuida a la infraestructura, o estructura intacta, correspondiente a un elemento cultual o "Almogaren" prehispánico sin saber previamente "en que rayos consiste un Almogaren prehispánico" es de una categoría intelectual, en sentido negativo, tan asombrosa, dado su grado de irracionalidad y, con perdón, de memez, que pone en entredicho a la propia razón humana. Caballeros: esto no son formas de pensar! Es absolutamente necesario describir y documentar seria e históricamente cuales son los elementos estructurales y demás elementos materiales que conforman y constituyen un Almogaren como elemento de referencia, aquí o en las timbambas, antes de afirmar que "lo del Bentayga" es un Almogaren, o de lo contrario estaremos pensando con aquella parte de nuestro cuerpo donde la espalda pierde su nombre; poniendo, si lo prefieren, el carro delante de los bueyes. Y quien diga lo contrario miente, no sabe pensar o piensa "de forma invertida". Cómo vamos a afirmar que un nabo es un tomate sin antes describir, sin género alguno de dudas, en qué consiste la cualidad del objeto que calificamos como nabo con el fin de realizar la correspondiente comparación? Pues esto es, exactamente, lo que ha ocurrido en el caso del Almogarén del Bentaiga, esto es, “que la cualidad del objeto que llamamos Almogarén prehispanico de Gran Canaria aún no ha sido descrita”. Luego carecemos del objeto de referencia. Parangonando un célebre artículo de Fernando Sagaseta, diríamos que el tal adoratorio “es porque nunca fue”, que es la mejor manera de expresar un absurdo, tanto más sangrante cuando más universal es su aceptación generalizada en la Arqueología de Canarias.
Porque no nos cansaremos de gritar hasta que se nos oiga: ¿Que es? ¿en qué consiste estructuralmente un Almogaren prehispánico en Gran Canaria, al menos? Esto hay que responderlo ANTES de afirmar que lo que hay en el Bentayga ES un Almogaren. Y esto no ha sido aún ni planteado. Lo cual quiere decir que, en lo referente a este asunto, estamos "boca abajo". Creo haber insistido en este tema fundamental suficientemente. Y resulta ridículo desde todo punto de vista meramente racional.
Yo no voy aquí a repetir lo que Don Francisco Peinado ha dicho ya por activa y por pasiva, simplemente quiero argumentar y poner de manifiesto la "tremebunda debilidad" de esa afirmación tan extendida entre nuestra intelectualidad académica, debilidad que se halla anclada en sus inicios, a los que según parece, o nadie presta atención alguna o son "un dogma de fe", y como todo dogma de fe no surge del pensamiento científico, sino de algún prurito bilial , advenimiento místico, exceso de romanticismo o cualquier otro motivo ajeno, eso sí, a la razón, sentido común y método científico.
Repasémoslo pues; recordemos lo que dice Francisco Peinado acerca de "los inicios": Encima de esta supuesta pila de Grau y en la cresta superior cercana a la base del Roque, Grau que conocía la zona "no vio los pavimentos excavados", ya que no los dibuja ni habla de ellos y en la tercera década del siglo XX, el filólogo austriaco D.J. Wolfel, es el primero en caracterizar a la estructura que vamos a estudiar como un altar para sacrificios, posteriormente, Sebastián Jiménez Sánchez en los años 40, generaliza el conocimiento de su predecesor y lo llama por primera vez "Almogaren del Bentayga".
Es tremendo y es real: "en la tercera década del siglo XX, el filólogo austriaco D.J. Wolfel, es el primero en caracterizar a la estructura que vamos a estudiar como un altar para sacrificios". Es un filólogo alemán, D.J. Wolfel, controvertido, sin duda, quien en el año de la polka y cuando todavía la Arqueología moderna estaba en pañales AFIRMA GRATUITAMENTE que "lo que hay en el Bentayga" es un Almogaren (el apelativo de Almogarén pertenece a Jiménez Sánchez, Maestro de Escuela de los de Régimen franquista) y tal afirmación, cual DOGMA DE FE INEXORABLE E INCONTROVERTIBLE PREDOMINA ENTRE TODA NUESTRA MAS SELECTA INTELECTUALIDAD COMO ALGO PROBADO, y que por lo tanto no debe ni discutirse. Esto es, sencillamente, alucinante, toda vez que ni las Crónicas de la Conquista, la Tradición oral, ni nada de nada, sólo el prurito de un filólogo austriaco que lo afirmó sin base científica alguna casi el otro día; filólogo, además, controvertido por muchos de los propios intelectuales que llaman Almogaren al Bentayga Tiene esto sentido? es posible que esto sea así? Pues lo es. Podemos decir que "estos son mis poderes".
No vale pensar "de forma religiosa": el hecho de que sean muchos los creyentes no hace que los mitos se conviertan en realidad. Y lo más grave del caso es que, durante cierta conferencia, yo expuse a un responsable gubernamental de Arqueología (cuyo nombre me reservo porque tengo por norma hacerlo en ciertos casos) esta tremenda debilidad argumental acerca del yacimiento en cuestión. Su contestación fue (con otras palabras más políticas pero con idéntico significado) que “habían símbolos idiosincrásicos que era mejor dejar así”, es decir símbolos que, cual Dama de Elche, era conveniente que estuviesen “aún por encima de la verdad”, de modo que el hecho de que “En el Bentayga no hubiese un adoratorio sino una estructura habitacional” pasaba a ser una cuestión de segundo orden”.
En resumen, que la estructura del Bentayga es una casa es un aserto suficientemente avalado porque ha sido fenomenalmente estudiada y descrita por F. Peinado; y es una casa, porque Peinado usa el método científico, porque sus afirmaciones se basan en estructuras de referencia y comparación, como es la estructura habitacional genérica amplísimamente existente en nuestra Isla que él describe en todos sus elementos estructurales; porque, estadísticamente todos coinciden con la referencia genérica existente; porque la explicación de dos estructuras habitacionales, una más antigua, de la que quedan restos perfectamente identificables, y otra posterior resolvió un enigma que no quedaba claro, cuando inicialmente planteó su hipótesis en la Comisión de Arqueología de El Museo Canario, a la que todos los miembros nos adherimos dada su formidable coherencia. Es decir, todo lo contrario con la hipótesis del Almogaren que de pura anemia por falta de la menor prueba se desvanece. Debería estar desvanecido hace ya mucho tiempo. Pero la tozudez irracional del "mantenella y no enmendalla" porque "vamos a quedar fatal y nosotros somos los que sabemos", como si el que escribe esto no tuviese, también tres títulos universitarios, que no son, precisamente, los que me impiden usar la razón y la Ciencia.
Y, finalmente, parió la abuela cuando alguien vio, según la moda arqueoastronómica, EN UNA ESTRUCTURA QUE ORIENTÓ LA NATURALEZA Y NO EL HOMBRE, solsticios, equinoccios, lunaticios y, en suma, elevando un escalafón más arriba aún la importancia del adoratorio, convirtiéndolo, además, en fabuloso observatorio astronómico, como si para registrar los dos extremos de los solsticios y el central de los equinoccios se requiriera más allá de un horizonte, preferiblemente del mar, y cuatro puntos fijos, uno en el que se sitúe el observador, dos que indiquen los solsticios y uno central que indique los dos equinoccios anuales. De tal manera que un “observatorio astronómico” puede estar situado en cualquier lugar y pasar absolutamente inadvertido, dado que no necesita estructura alguna. Y sin embargo, lo que sí parecen pasar por alto estos nuevos arqueastrónomos es que la posición de las supuestas marcas, también, supuestamente realizadas por los aborígenes para señalizar solsticios y equinoccios, CAMBIAN con el paso del tiempo por mor del fenómeno conocido como PRECESIÓN de los equinoccios (que no vamos a describir aquí), de modo tal que es preciso datar el momento en que fueron realizadas. Este hecho hace que, en la mayoría de los casos sin dataciones la Arqueoastronomía naufraga miserablemente. Pero que más da. No perdamos el tiempo con tamañas boberías.
Manuel Ortega Linares es Perito Industrial Químico, Ingeniero Técnico Químico y Diplomado Universitario en Química Física. Antiguo miembro de la Comisión de Arqueología de El Museo Canario.