miércoles, 25 de noviembre de 2009

El mal llamado Almogarén del Bentayga.













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La cuestión del mal llamado Almogarén del Bentayga

Es el paradigma de lo que nunca debería suceder en Arqueología o en cualesquiera otras disciplinas susceptibles de serles aplicado el método científico.

El calificar la excavación, sobre la roca de la Formación Roque Nublo, que hoy es, abrumadoramente, atribuida a la infraestructura, o estructura intacta, correspondiente a un elemento cultual o "Almogaren" prehispánico sin saber previamente "en que rayos consiste un Almogaren prehispánico" es de una categoría intelectual, en sentido negativo, tan asombrosa, dado su grado de irracionalidad y, con perdón, de memez, que pone en entredicho a la propia razón humana. Caballeros: esto no son formas de pensar! Es absolutamente necesario describir y documentar seria e históricamente cuales son los elementos estructurales y demás elementos materiales que conforman y constituyen un Almogaren como elemento de referencia, aquí o en las timbambas, antes de afirmar que "lo del Bentayga" es un Almogaren, o de lo contrario estaremos pensando con aquella parte de nuestro cuerpo donde la espalda pierde su nombre; poniendo, si lo prefieren, el carro delante de los bueyes. Y quien diga lo contrario miente, no sabe pensar o piensa "de forma invertida". Cómo vamos a afirmar que un nabo es un tomate sin antes describir, sin género alguno de dudas, en qué consiste la cualidad del objeto que calificamos como nabo con el fin de realizar la correspondiente comparación? Pues esto es, exactamente, lo que ha ocurrido en el caso del Almogarén del Bentaiga, esto es, “que la cualidad del objeto que llamamos Almogarén prehispanico de Gran Canaria aún no ha sido descrita”. Luego carecemos del objeto de referencia. Parangonando un célebre artículo de Fernando Sagaseta, diríamos que el tal adoratorio “es porque nunca fue”, que es la mejor manera de expresar un absurdo, tanto más sangrante cuando más universal es su aceptación generalizada en la Arqueología de Canarias.

Porque no nos cansaremos de gritar hasta que se nos oiga: ¿Que es? ¿en qué consiste estructuralmente un Almogaren prehispánico en Gran Canaria, al menos? Esto hay que responderlo ANTES de afirmar que lo que hay en el Bentayga ES un Almogaren. Y esto no ha sido aún ni planteado. Lo cual quiere decir que, en lo referente a este asunto, estamos "boca abajo". Creo haber insistido en este tema fundamental suficientemente. Y resulta ridículo desde todo punto de vista meramente racional.

Yo no voy aquí a repetir lo que Don Francisco Peinado ha dicho ya por activa y por pasiva, simplemente quiero argumentar y poner de manifiesto la "tremebunda debilidad" de esa afirmación tan extendida entre nuestra intelectualidad académica, debilidad que se halla anclada en sus inicios, a los que según parece, o nadie presta atención alguna o son "un dogma de fe", y como todo dogma de fe no surge del pensamiento científico, sino de algún prurito bilial , advenimiento místico, exceso de romanticismo o cualquier otro motivo ajeno, eso sí, a la razón, sentido común y método científico.

Repasémoslo pues; recordemos lo que dice Francisco Peinado acerca de "los inicios": Encima de esta supuesta pila de Grau y en la cresta superior cercana a la base del Roque, Grau que conocía la zona "no vio los pavimentos excavados", ya que no los dibuja ni habla de ellos y en la tercera década del siglo XX, el filólogo austriaco D.J. Wolfel, es el primero en caracterizar a la estructura que vamos a estudiar como un altar para sacrificios, posteriormente, Sebastián Jiménez Sánchez en los años 40, generaliza el conocimiento de su predecesor y lo llama por primera vez "Almogaren del Bentayga".

Es tremendo y es real: "en la tercera década del siglo XX, el filólogo austriaco D.J. Wolfel, es el primero en caracterizar a la estructura que vamos a estudiar como un altar para sacrificios". Es un filólogo alemán, D.J. Wolfel, controvertido, sin duda, quien en el año de la polka y cuando todavía la Arqueología moderna estaba en pañales AFIRMA GRATUITAMENTE que "lo que hay en el Bentayga" es un Almogaren (el apelativo de Almogarén pertenece a Jiménez Sánchez, Maestro de Escuela de los de Régimen franquista) y tal afirmación, cual DOGMA DE FE INEXORABLE E INCONTROVERTIBLE PREDOMINA ENTRE TODA NUESTRA MAS SELECTA INTELECTUALIDAD COMO ALGO PROBADO, y que por lo tanto no debe ni discutirse. Esto es, sencillamente, alucinante, toda vez que ni las Crónicas de la Conquista, la Tradición oral, ni nada de nada, sólo el prurito de un filólogo austriaco que lo afirmó sin base científica alguna casi el otro día; filólogo, además, controvertido por muchos de los propios intelectuales que llaman Almogaren al Bentayga Tiene esto sentido? es posible que esto sea así? Pues lo es. Podemos decir que "estos son mis poderes".

No vale pensar "de forma religiosa": el hecho de que sean muchos los creyentes no hace que los mitos se conviertan en realidad. Y lo más grave del caso es que, durante cierta conferencia, yo expuse a un responsable gubernamental de Arqueología (cuyo nombre me reservo porque tengo por norma hacerlo en ciertos casos) esta tremenda debilidad argumental acerca del yacimiento en cuestión. Su contestación fue (con otras palabras más políticas pero con idéntico significado) que “habían símbolos idiosincrásicos que era mejor dejar así”, es decir símbolos que, cual Dama de Elche, era conveniente que estuviesen “aún por encima de la verdad”, de modo que el hecho de que “En el Bentayga no hubiese un adoratorio sino una estructura habitacional” pasaba a ser una cuestión de segundo orden”.

En resumen, que la estructura del Bentayga es una casa es un aserto suficientemente avalado porque ha sido fenomenalmente estudiada y descrita por F. Peinado; y es una casa, porque Peinado usa el método científico, porque sus afirmaciones se basan en estructuras de referencia y comparación, como es la estructura habitacional genérica amplísimamente existente en nuestra Isla que él describe en todos sus elementos estructurales; porque, estadísticamente todos coinciden con la referencia genérica existente; porque la explicación de dos estructuras habitacionales, una más antigua, de la que quedan restos perfectamente identificables, y otra posterior resolvió un enigma que no quedaba claro, cuando inicialmente planteó su hipótesis en la Comisión de Arqueología de El Museo Canario, a la que todos los miembros nos adherimos dada su formidable coherencia. Es decir, todo lo contrario con la hipótesis del Almogaren que de pura anemia por falta de la menor prueba se desvanece. Debería estar desvanecido hace ya mucho tiempo. Pero la tozudez irracional del "mantenella y no enmendalla" porque "vamos a quedar fatal y nosotros somos los que sabemos", como si el que escribe esto no tuviese, también tres títulos universitarios, que no son, precisamente, los que me impiden usar la razón y la Ciencia.

Y, finalmente, parió la abuela cuando alguien vio, según la moda arqueoastronómica, EN UNA ESTRUCTURA QUE ORIENTÓ LA NATURALEZA Y NO EL HOMBRE, solsticios, equinoccios, lunaticios y, en suma, elevando un escalafón más arriba aún la importancia del adoratorio, convirtiéndolo, además, en fabuloso observatorio astronómico, como si para registrar los dos extremos de los solsticios y el central de los equinoccios se requiriera más allá de un horizonte, preferiblemente del mar, y cuatro puntos fijos, uno en el que se sitúe el observador, dos que indiquen los solsticios y uno central que indique los dos equinoccios anuales. De tal manera que un “observatorio astronómico” puede estar situado en cualquier lugar y pasar absolutamente inadvertido, dado que no necesita estructura alguna. Y sin embargo, lo que sí parecen pasar por alto estos nuevos arqueastrónomos es que la posición de las supuestas marcas, también, supuestamente realizadas por los aborígenes para señalizar solsticios y equinoccios, CAMBIAN con el paso del tiempo por mor del fenómeno conocido como PRECESIÓN de los equinoccios (que no vamos a describir aquí), de modo tal que es preciso datar el momento en que fueron realizadas. Este hecho hace que, en la mayoría de los casos sin dataciones la Arqueoastronomía naufraga miserablemente. Pero que más da. No perdamos el tiempo con tamañas boberías.

Manuel Ortega Linares es Perito Industrial Químico, Ingeniero Técnico Químico y Diplomado Universitario en Química Física. Antiguo miembro de la Comisión de Arqueología de El Museo Canario.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cristianismo como anticiencia.

La lacra del cristianismo
Todo en el cristianismo está falseado, mal interpretado, distorsionado desde el principio. Pero la distorsión llega a tales extremos que hasta la misma acepción de la palabra “Cristo”, transliteración del término griego “Christos” (“ungido” que significa algo así como: rey o sacerdote signado con un óleo santo), fue el término que, de forma artera, usaron los recopiladores de la llamada Biblia de los Setenta (la antigua Biblia judía greco alejandrina) para traducir al griego el término con acepción hebrea “masiah”, esto es “mesías”, con el cual, en el Antiguo Testamento (que tiene que ver con el llamado Nuevo Testamento lo mismo que “un huevo a una alpargata”, por decir algo) indicaba, sin ningún género de dudas, a aquel caudillo, por tanto de carácter fundamentalmente militar, que debería de venir a restaurar el Reino de Israel que pasaba, sucesivamente, de un opresor a otro. Y en los últimos tiempos de los griegos (sucesores del desintegrado Imperio de Alejandro Magno) a los romanos.

Así es que, de entrada, ya hay un equívoco nada casual en la acepción (es decir “en el cambiazo” sin escrúpulos ni sonrojos) del significado de “Christos” y “Mesiah”. Cambiazo que nunca aceptaron los judíos de antes ni de ahora.

La decepción inmisericorde del pueblo judío (que terminaría “como el rosario de la aurora” tras la sublevación general y la consiguiente diáspora), es decir el fracaso del esperado “mesías” militar liberador de la opresión romana, quedó limitado en ciertas comunidades judías (donde dominaba el elemento esenio –los esenios participaron activamente en el levantamiento contra Roma-) a una inoperante e inútil sublimación de un mesías que, al no poder ser liberador militar, pasó a ser “liberador de almas”, única cosa que podía, supuestamente, “liberar”, pasando luego a “amenazar con la venganza del chinito: “puesto que esto es así, prepárense porque, aprovechando la inminencia del cambio de la constelación de Aries a Piscis, y por lo tanto según opinión generalizada en todo Oriente y Occidente, el fin de los tiempos está muy cerca. Algo así de cómo “puesto que he fracasado, rompo la baraja”; de camino tomo como uno de mis símbolos, y no precisamente por casualidad, el signo astrológico de Piscis junto a ese tan peculiar símbolo de la cena ritual esenia donde se consumía el pan ácimo. En definitiva, el pan y los peces de los primeros cristianos. El símbolo de la Cruz, totalmente de origen pagano la introduciría ya muy tardíamente Constantino tomada de El Sol Invicto, su religión hasta el último suspiro de su vida; pero eso es otra historia. Pero todo esto es harto sabido, excepto por los cristianos, claro. ¿El cretinismo nace o se hace?.

Esta secta esenia de la diáspora de Antioquia recibiría por primera vez el nombre de “cristiana” como sinónimo de ese mesías descafeinado llamado Jesús (según los tardíos Hechos de los Apóstoles). Desde luego, sedicentes mesías hubo muchos en la historia de los dominados israelitas. Los Evangelios llamados Canónicos fueron seleccionados en el Siglo IV por Eusebio de Cesarea y otros prohombres de su época por orden expresa e inexcusable de Constantino, por lo que, en justicia y literalmente la Iglesia Católica en lugar de Católica debería llamarse Constantiniana, dado que fue el emperador Constantino su artífice histórico archidemostrado (cuestión que también pretenden ignorar los católicos de todas las épocas) , estos Evangelios Canónicos aceptaron a uno de los anteriormente dichos mesías (que pululaban como hongos) a ese tal Jesús, ya no liberador político del pueblo judío del yugo de Roma, sino “salvador de almas”, asunto mucho más inocuo para Constantino, por cierto, ya que otra cosa, dadas las circunstancias político-religiosas “no podía ser susceptible de salvación”. Es posible que el tal Jesús existiera realmente o que fuese un “Jesús genérico”, porque, “casualmente” (¿o no?) Jesús es, literalmente, Ye(ho)shua, cuyo significado es “Dios salva” o “Dios ayuda”, lo que no deja de ser una casualidad sospechosa. En su favor hemos de decir que tal nombre era bastante corriente entre los varones judíos de la época, pero en contra alegaremos que, según Mateo I, 21 tal nombre se lo sugirió al infeliz José (en sueños, claro) un ángel, y para terminar de fastidiarla, es decir para seguir alimentando mis fundadas sospechas, el mismo Mateo expone incluso el motivo: “porque iba a salvar al pueblo de sus pecados” (en lugar de salvarles de los romanos), porque de la liberación política mejor olvidarse. Desgraciadamente los judíos esperaban a uno que los liberase de los romanos y no estuvieron de acuerdo con el cuento de “las almas”; hasta la fecha.

El Apocalipsis, o “libro del odio impotente, profundo, radical y brutal hacia Roma”, a la que llaman literalmente “La Gran Ramera” es un paradigma de la decepción y de la impotencia del pueblo judío frente a la abrumadora superioridad militar de Roma. Los memos le llaman a dicho libro “Revelaciones”. El Apocalipsis es digno de un artículo aparte.

Volviendo al término “cristiano”, que si estamos dispuestos a creer lo que se afirma en los tardíos Hechos de los Apóstoles, cuento chino en el que se relata tales supuestos hechos, el término, como ya dijimos, aparece por vez primera entre una secta esenia de la Diáspora en Antioquia. Podría ser, pues en los Hechos habrá aún algún resto de tradición fundamentada.

Sin embargo dicho término no fue, desde el principio, nada “positivo”. Existe la razón cierta de que la mayoría de los cristianos primitivos pertenecían a las clases más pobres e incultas, por ende a las más manipulables, lelas e ignorantes; y así fue, sin duda, tanto sinónimo de “pobre” como de “ignorante”. Ya, mucho más tardíamente los romanos aún despreciaban a los cristianos de las primitivas comunidades establecidas en Roma, por esta misma razón, como “gentes de escasas luces” y no es casual que el término “cretino”, que tiene similar connotación de idiota o similar, derive, sin duda de “cristiano”, posiblemente a través de la provincia gala del Imperio romano; efectivamente en francés crétin deriva directamente de chrétien y con un uso que viene atestiguado en la Enciclopedia Francesa de 1754: según Piamigiani: “porque estos individuos eran considerados personas sencillas e inocentes, o bien porque, estúpidos e insensatos como son, parecen casi absortos en la contemplación de cosas supuestamente celestiales” (ver también al historiador Piergiorgio Odifreddi).

Precisamente según Piergiorgio Odifreddi “el acercamiento entre cristianismo y cretinismo, aparentemente insolente e insultante, está en realidad corroborado por la interpretación auténtica de Cristo mismo, que en el Sermón de la Montaña cuando comienza la enumeración de las bienaventuranzas con “dichosos los que reconocen su pobreza espiritual (es decir, su idiotez) porque el Reino de Dios les pertenece”.

Tal parece que dicho Reino está saturado de “pobres de espíritu”, es decir de lelos. Y ojo a lo que significan las palabras en hebreo “anawim ruah” para el que le quede alguna duda respecto a lo que he dicho.

Continúa Piergiorgio Odifreddi diciendo en su obra “Por qué no podemos ser cristianos y menos aún católicos” que “en el fondo la crítica al cristianismo podría reducirse a esto: que al ser una religión literalmente para cretinos, no se adapta a aquellos que, para su desgracia, han sido condenados a no serlo”. Y termina dicho autor con lo siguiente: “esta crítica, dicha sea de paso, explicaría también en parte la fortuna del Cristianismo: porque, como refleja la Ciencia Matemático-estadística la mitad de la población mundial tiene una inteligencia bastante inferior a la media, y está, por tanto, en la disposición de espíritu adecuada para dicha bienaventuranza y otras de igual fortuna”; es decir que tiene, la constantiniana iglesia y cristianas en general, una buena cantidad de fieles futuros asegurados. Si hay algo que sobra en este mundo son memos de ambos sexos, si bien estadísticamente parece que domina, en este aspecto, el género femenino sin que se sepa por qué. Lamento decir esto pero el número de mujeres en los templos cristianos supera abrumadoramente al de varones, y este hecho es, también, incontrovertible ¿a qué se debe?

Y es que el Cristianismo es, sin duda, indigno de la racionalidad y la inteligencia de aquellos hombres y mujeres con un coeficiente de inteligencia superior a esa desdichada media que nos supera.